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Cerrar puertas del pasado

Aprende a soltar el plátano

Autora: Ana M. Hidalgo

  • ¿Qué es eso de cerrar puertas y aprender a soltar el plátano?, Ana, se te está yendo la olla.

Aunque pueda parecerlo porque con frecuencia oímos eso de que es importante abrirse puertas y tener opciones, no se me ha ido la cabeza (al menos, no más de lo habitual) y por eso, a lo largo de este artículo, voy a explicarte por qué, pese a lo que dicen, es importante cerrar puertas del pasado y soltar el plátano.

Pero vayamos por partes, que este artículo es de los larguitos. Espero que te quede todo claro al finalizar su lectura, sino es así, pues ya sabes, contáctame y lo vemos.

¿Qué quiero decir con cerrar puertas del pasado?

Dice el refranero español: “casa con dos puertas, mala es de guardar”. ¡Qué gran verdad!

Sin embargo, pese a ello, nos empeñamos en dejarnos “puertas del pasado abiertas”.

Por supuesto que puede estar bien tener opciones, pero como casi todo en esta vida, esto también tiene dos caras. Si mantienes las puertas del pasado abiertas, como te explico más adelante, es muy posible que pierdas oportunidades.

Te lo explico con un ejemplo muy curioso:

La necesidad de soltar el plátano

mono atrapado- soltar el plátanoImagina una caja o una botella con un único agujero estrecho como para que sólo quepa una mano abierta.

Cuentan que, para cazar monos sin dañarlos, algunas tribus dejaban un plátano dentro de estas cajas.

Cuando los monos se acercaban a la caja olían el plátano y su instinto los llevaba a meter la mano dentro de la caja para cogerlo. Sin embargo, no podían sacarlo dado que el tamaño de su puño cerrado con el plátano era mayor que el del agujero.

Dado que los monos no querían perder la oportunidad de comer el plátano, no lo soltaban y quedaban atrapados junto a la caja. Si tan sólo hubieran abierto el puño y dejado caer el plátano, aceptando que no podían tenerlo, podrían haber escapado. De ahí la importancia de aprender a soltar el plátano.

Sé que es un ejemplo muy simple, de hecho, he visto a bebés comportarse de forma similar en algunas ocasiones. Lo curioso es que de adultos también lo hacemos. Déjame que te pregunte:

¿Eres de los que te dejas atrapar por aferrarte a una relación que no funciona, un mal hábito o similar?

Si lo haces, debo advertirte que sí, ese es tu plátano que te impide quedar libre. Si estás en esa situación, tienes que aprender a soltar el plátano para poder cerrar esa etapa de tu vida.

Lo curioso es que no solemos tener un único plátano, sino que nos aferramos a todo tipo de cosas: objetos, personas, hábitos, situaciones…

¡Qué difícil avanzar con tanta carga!

¿Por qué nos aferramos?

La respuesta es bastante sencilla, por miedo.

Nos aferramos por miedo a perdernos oportunidades

El mono no quería perderse la oportunidad de comer el plátano y se aferraba a él. De igual modo, tú también te aferras por miedo a perder oportunidades.

¿Te has parado a pensar cuánto te impide avanzar tus pensamientos del tipo “y si…”?

Veamos un ejemplo sencillo:

Es probable que tú también tengas un montón de cachivaches en casa que no usas, pero que te empeñas en guardar por el “y si lo tiro y luego lo necesito”.

En mi caso, uno de estos cachivaches es el difusor del pelo que venía con el secador. Se utiliza para el pelo rizado (que no es mi caso), pero ha estado guardado en un cajón un montón de tiempo por el dichoso “y si…”.

Al verlo hoy he pensado: “va a la basura” e inmediatamente me ha liberado un gran espacio.

Pensando en ese futuro incierto, en esos “y si” es posible que tú también te aferres no sólo a objetos, sino también a tu pasado: una relación que ya no funciona, un mal trabajo… y es que quizás tengas en la cabeza algo así:

– Y si me cierro esta puerta y después no encuentro nada mejor.

– ¿Qué pasará si me sale mal y luego me arrepiento?

Pues como te imaginas, ni tú ni yo podemos ver el futuro, pero vivir es correr ciertos riesgos. Como ves, algunos son muy tontos (tirar mi difusor de pelo no es ninguna hazaña). Sin embargo, nos resistimos a ellos por miedo, por inseguridad, por los y si.

¿Qué llevas manteniendo tiempo en tu vida que no te resulta de utilidad o incluso te frena? Tal vez ha llegado el momento de mandarlo al carajo y cerrar esa puerta, ¿no crees?

También nos aferramos al pasado por la nostalgia del mismo

¿Cuántas veces nos empeñamos en guardar objetos por sentimentalismo?, ¿cuántos de ellos son realmente importantes para nosotros?

No pretendo ir de minimalista por la vida pues de hecho no lo soy, pero ¿realmente necesitamos guardar tanto?

Un claro ejemplo es la basura digital que solemos conservar. Yo desde luego tengo mucha. Ahora con eso del móvil sacamos cientos de fotos iguales que no necesitamos, pero nos aferramos a ellas, pese a que nos consume espacio.

  • Ana, es que ese día lo pasamos tan bien…

Perfecto, pues elige las que sean más importantes para ti, asume que no necesitas las 500 que has hecho. Además, estoy convencida que no todas son buenas, o están movidas, o mal iluminadas, o el ángulo es un poco caca…

En los objetos se ve fácil, pero ¿qué hay de los otros ámbitos?

¿Cuántas amistades insulsas te empeñas en conservar?

Nos gusta quedar bien con los demás, y pensamos:

  • “Si es buena persona, ¿cómo no voy a quedar con él/ella?

Después, cuando quedáis, ves que habéis cambiado con el tiempo, que tenéis poco en común y que no disfrutáis de la mutua compañía. ¿De verdad es necesario seguir manteniendo ese compromiso? Suelta ese plátano.

Hay personas que te acompañarán toda tu vida o gran parte de ella, pero muchas otras entrarán y saldrán de tu vida como si fueses un autobús, y no pasa nada.

Mantener estas puertas del pasado abiertas no te favorece, te hace pensar que eres una mala persona porque no les llamas, atiendes como es debido o similar, y no es cierto. Es importante priorizar pues solo tenemos 24 horas al día y no da para todo. Suelta tu plátano, atrévete a cerrar puertas del pasado que ya no necesitas.

Es posible igualmente que te sigas aferrando al pasado por dolor

Parece un poco absurdo aferrarse para sentir el dolor, pero lo hacemos más de lo que te imaginas.

Seguro que tú también tienes algún conocido (nunca somos nosotros mismos ya sabes 😉) que tras 20 años te sigue hablando de lo mal que le trató fulanito. Les escuchas decir las típicas frases de “porque mi ex me hizo/era…”, “estoy así por lo que me pasó”, “jamás perdonaré”…

Aferrarse al dolor es una forma de tener una excusa para no avanzar. Una mala excusa, no lo vamos a negar, pero una, al fin y al cabo.

Algunas veces dan ganas de decir bien alto: “aquello ya pasó a la historia, supéralo”.

No pretendo ser borde, aunque haya sonado un poco así. Simplemente quiero animarte a perdonar para que puedas pasar página. Ya te hablé de ello en otro artículo, puedes echarle un vistazo si te apetece. No siempre es fácil, de hecho, a veces es bastante complicado, pero será beneficioso para ti enfrentarte a tus fantasmas del pasado y superarlos. Estas son de esas puertas que sí o sí te conviene cerrar porque te generan dolor y paralizan.

Como te digo siempre, no tienes por qué hacerlo solo/a, puedes pedir ayuda a tus allegados y seres queridos, o si es algo más serio, pedirme ayuda profesional, en terapia es algo que veo con frecuencia y precisamente por eso sé lo bien que viene soltar.

¿Por qué es importante cerrar puertas del pasado?

El tener muchos pequeños frentes abiertos nos distrae de nuestros objetivos y nos puede suponer una gran sobrecarga. Además, como le sucedía al mono, te puede privar de tu libertad.

Si no cierras puertas del pasado, es probable que tu vida termine pareciendo un queso gruyer, y quede llena de agujeros o puertas que debes vigilar. Cuando esto te ocurre, cuando no te permites cerrar puertas del pasado, tu vida puede verse limitada de varias maneras:

Hace que se te acumulen problemas o preocupaciones

El exceso de “puertas abiertas” no es otra cosa que situaciones sin terminar de resolver.

Difícilmente pasarás página si tienes que dejar un pequeño vigía en cada puerta que has dejado abierta. Como puedes imaginarte esto es agotador.

Las puertas que no cerramos requieren de un mantenimiento o cuidado, son minúsculos granos que vamos poniendo en nuestra balanza de tareas pendientes.

Por eso, si no aprendes a cerrar puertas (o soltar plátanos 😉 ), tus preocupaciones se acumularán e irás perdiendo energía. Es como tener un agujero en tu saco de energía que hace que se te escape sin darte ni cuenta. ¿Qué tal si lo reparas?

Demasiadas puertas abiertas pueden cerrarte oportunidades

A veces nos aferramos al pasado por miedo a lo que pueda venir. Tenemos a lo desconocido, a no disponer de recursos en el futuro, al qué pasará… Es decir, nos frenamos por temor al cambio.

Sin embargo, las oportunidades llegan cuando nos atrevemos a que las cosas cambien. De hecho mira que hay frases hechas al respecto…

  • Nunca conseguirás una tortilla si no te atreves a romper el huevo.
  • No llenarás tu armario de ropa linda si lo sigues viendo lleno de ropa que no te gusta y le haces hueco.
  • Nunca cruzarás el océano si no te atreves a perder de vista la orilla.

Difícilmente vas a encontrar una mejor pareja o un mejor puesto de trabajo, si no te atreves a soltar antes.

La vida es riesgo (con sentido común), pero riesgo. Cada elección que hacemos supone rechazar otras alternativas. Cerramos esas puertas para que otras se abran. Por eso, aprender a cerrar puertas del pasado te ayuda a abrirte a nuevas oportunidades.

Quizás no seamos conscientes, pero cada vez que decidimos dejar una puerta abierta por el “por si…” estamos decidiendo ceder parte de nuestra vida a algo que es solamente una posibilidad entre millones, y por tanto, renunciando a otras cosas que podrían caber en el mismo sitio/tiempo y que son más importantes para nosotros.

Es decir, cuando mantienes todas las puertas abiertas, en realidad te estás cerrando puertas a nuevas oportunidades.

Por eso, para saber si realmente te estás abriendo o cerrando puertas a ti mismo, a tus ilusiones y sueños, plantéate si tus actos te acercan o te alejan de ellos, si aquello que quieres conservar, realmente lo necesitas o es solo un “y si…” por miedo al futuro.

El no cerrar puertas del pasado te aleja del presente.

Si has prestado atención, sabrás que el mantener puertas del pasado abiertas te aleja del presente. Por un lado, porque te lleva a los “y si”, esas obsesiones por el futuro; por otro lado, porque mantiene abiertas tus heridas pasadas o la falsa creencia de que cualquier tiempo pasado fue mejor (la añoranza).

Sin embargo, como sabes, muchos estudios apuntan a que el bienestar emocional pasa por ganar conciencia del momento presente en el que nos encontramos.

No me enrollo con esto porque ya te he hablado del Mindfulness en más ocasiones, de hecho, te dejo varios enlaces al final del artículo para que puedas volver a revisarlo si quieres.

Una buena noticia sobre cerrar puertas del pasado

La tendencia a dejar puertas abiertas es un hábito que nos hemos autoimpuesto y, como todo hábito, puede cambiarse o sustituirse por otro.

Empieza a cerrar puertas pequeñas a fin de coger el hábito de deshacerte de aquello que no necesitas.

Por ejemplo, borra los contactos de la agenda que ya no usas, dona la ropa que llevas años sin usar, deshazte de cachivaches y trastos que empaquetaste hace tiempo y que nunca miras…

Cuando aprendas a ir desprendiéndote de aquello que no es necesario en tu vida, te será más fácil ir cerrando puertas en otros ámbitos y esto te permitirá abrir las puertas de aquellas otras muchas cosas que te interesan en este momento y por las que tienes realmente interés.

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Ana M. Hidalgo

www.terapiaconAna.com

Sobre la autora:

“Soy Ana Hidalgo, psicóloga de profesión y persona como tú, con grandes experiencias tanto a nivel personal como profesional.

Me dedico a ayudar a personas a superar situaciones difíciles y salir fortalecidas de ellas.

Si quieres recibir semanalmente artículos sobre amor, desamor y relaciones en general, suscríbete gratis a mi blog en terapiaconAna.com”

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