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¿Sabes qué es la Felicidad Sintética?

Autora: Ana M. Hidalgo

Si todos ansiamos la felicidad, ¿podría la ciencia conseguir una felicidad sintética igual de efectiva?

Como sabes, cuando mezclamos o manipulamos la química de las sustancias, podemos conseguir productos sintéticos. Por ejemplo, imitamos el tacto de piel o el sabor de una comida gracias a la manipulación química. Ahora bien, ¿podría hacerse lo mismo con la felicidad?, ¿puede existir la felicidad sintética?, ¿estaría al alcance de todos?

Lo cierto es que sí y, de hecho, todos estamos diseñados para hacerlo.

¿Qué es la felicidad sintética?

Antes que nada, no quiero que pienses cosas raras. No se trata de una droga artificial, ni nada por el estilo, sino de algo que está dentro de nosotros. Me explico.

Las investigaciones científicas realizadas en el campo de la felicidad por el psicólogo Daniel Gilbert y sus colaboradores, han mostrado que existen dos tipos de felicidad:

  • La felicidad natural, que es la que experimentamos al conseguir lo que queremos.
  • Y también, la felicidad sintética, que es la que nos fabricamos a nosotros mismos cuando no conseguimos lo que queremos.

Es decir, somos capaces de ser felices, incluso aunque no consigamos aquello que queremos. Esto es así gracias a la felicidad sintética, que es la que conseguimos al cambiar nuestra visión del mundo sobre la realidad, al comprobar que lo que nos ha sucedido tiene su parte buena.

¿En qué se basa la idea de la felicidad sintética?

Gilbert señala que los humanos tenemos algo similar a un “sistema inmunológico psicológico”, que nos protege contra los daños cognitivos.

Este sistema inmuno-psicológico, nos ayudaría a cambiar nuestro punto de vista del mundo para regularnos emocionalmente. De esta forma, generalmente no consciente,  podemos sentirnos mejor con aquello que nos rodea, generando así una felicidad sintética.

Veamos cómo fueron las investigaciones sobre felicidad sintética

sistema inmuno psicológico

sistema inmuno psicológico

Sabemos que estamos felices cuando conseguimos lo que queremos, pero ¿qué pasa cuando no lo conseguimos?, ¿cómo ser felices?

Gilbert y su equipo decidieron poner a prueba la teoría de que incluso sin conseguir lo que queremos, podemos sintetizar nuestra propia felicidad.

Para ello, realizaron un experimento sobre libre elección. Mostraron 6 litografías de Monet a los participantes, y les pidieron ordenarlas de la más a la menos atractiva.

En agradecimiento a su colaboración, les regalarían una de las dos litografías que ellos eligieran, que “casualmente” estaban en las posiciones 3 y 4 elegidas por ellos.

De esta forma, se iban con una imagen que habían considerado con una belleza media respecto a las otras.

Pasado un tiempo, se les volvía a pedir que ordenaran nuevamente todas las litografías anteriores. Curiosamente, el orden en el que colocaron las litografías en esta ocasión varió.

La imagen que se les hubo regalado la vez anterior, mejoraba su posicionamiento y era vista como la 2ª mejor. Por el contrario, la imagen que ellos rechazaron como regalo descendió a la posición 5, frente a la 4 original. ¿Casualidad? No.

Esto mismo sucedía incluso con personas que tenían problemas de amnesia como en el síndrome de Korsakoff.

Conclusiones sobre el experimento

Los sujetos del experimento consiguieron valorar más lo que tenían y relativizar el valor de lo que rechazaban, ¿por qué?

Gilbert lo explica en base a este sistema de autorregulación emocional, a lo que él denomina nuestro “sistema inmunológico psicológico”.

Podría decirse que las personas del experimento habían sintetizando su felicidad acercando su valoración afectiva a su ideal. Esto es, conseguir la litografía 1.

Como suele decirse, el que no se consuela es por qué no quiere. Por eso precisamente, algunos piensan que este tipo de “felicidad sintética” no es más que un autoengaño hacia nosotros mismos. Es decir, que esta felicidad no es tan buena como la “felicidad natural”, que es de menor calidad.

Sin embargo, las investigaciones de Gilbert demuestran que la felicidad sintética es tan buena y duradera como la “felicidad natural”. Es más, se sabe que produce los mismos efectos beneficiosos sobre nuestro organismo.

De hecho, tendemos a sobreestimar el impacto que tiene sobre nosotros el conseguir o no ciertos objetivos. Por ejemplo, pensamos que el conseguir la lotería nos traerá felicidad o que una desgracia nos hará sufrir eternamente. Sin embargo, pasado cierto tiempo (como un año), ambos acontecimientos apenas tendrán impacto en nuestra vida.

Obviamente hay que puntualizar que unas personas tienen más facilidad que otras a la hora de conseguir sintetizar felicidad. Y, por tanto, lograrán que el impacto de malos acontecimientos perdure menos en el tiempo.

Una duda al respecto de las conclusiones de la investigación

Si como nos indica Gilbert podemos producir nuestra propia felicidad con independencia de los resultados de nuestra vida, ¿por qué no somos siempre felices?

Gilbert argumenta que la felicidad es un sitio que podemos visitar, pero no en el que nos podamos quedar.

Indica además que somos afortunados de no poder conservar la felicidad, porque esto hace que seamos capaces de movilizar nuestras emociones y, por tanto, que estemos motivados para hacer cambios y cosas.

Si siempre estuvieras feliz, incluso en situaciones de dolor e injusticia, ¿qué te impulsaría a cambiarlas?, ¿cómo prosperaríamos o crearíamos nuevas cosas?

Ya en otro artículo, hablamos con el psicólogo David Salinas, autor del libro la dictadura de la felicidad, donde resaltábamos precisamente esa idea. Te dejo aquí el artículo para que le puedas echar un vistazo.

Mi moraleja…

A mi modo de ver, es precisamente el estar motivados para hacer cosas, lo que nos hace sentirnos felices.

A veces no es tan importante el lograrlo o no, sino el intentarlo.

Personalmente, no me importa si soy feliz gracias a lograr el objetivo que me había marcado previamente, esto es, una felicidad natural, o bien si consigo ser feliz porque he aprendido de la experiencia que me ha brindado el no conseguir mi objetivo, esto es, por una felicidad sintética.

Lo que realmente me importa, es poder visitar la felicidad con frecuencia, sin dañar a nadie por el camino.

En cualquier caso, la conclusión que quiero compartir contigo es clara: podemos estar de enhorabuena, porque la felicidad es una experiencia que puede ser creada por nosotros mismos, por nuestro organismo, incluso sin la necesidad de ningún estímulo externo que la precipite.

Basta con aprender a apreciar lo que tenemos, lo que nos brinda la vida.

Si deseas recibir mi ayuda profesional, puedes contactar conmigo a través de este enlace, estaré encantada de ayudarte.

Ana M. Hidalgo

www.terapiaconAna.com

Sobre la autora:

“Soy Ana Hidalgo, psicóloga de profesión y persona como tú, con grandes experiencias tanto a nivel personal como profesional.

Me dedico a ayudar a personas a superar situaciones difíciles y salir fortalecidas de ellas.

Si quieres recibir semanalmente artículos sobre amor, desamor y relaciones en general, suscríbete gratis a mi blog en terapiaconAna.com

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