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No sé qué hacer con mi suegra

Cuando las madres interfieren en las relaciones

Autora: Ana Hidalgo

Una de las expresiones que más se escucha en terapia de pareja es eso de: “No soporto a mi suegra”.

Esta misma idea puede venir también expresada por la otra parte:

  • Ana, mi madre está arruinando nuestra relación de pareja, se mete en todo y no sé cómo pararla.

Los conflictos con las parejas de origen suelen ser una de las temáticas más consultadas en terapia de pareja.

Si bien hablo de forma genérica de suegra, el conflicto puede llegar con cualquier otro miembro de la familia.

Entre las frases que más escucho están esas de:

  • Mi suegra se mete en todo.
  • Siempre está intentando organizar nuestras vidas.
  • Llama a todas horas.
  • Se mete en casa a la menor excusa.
  • Nos trata como niños.
  • No nos deja espacio ni intimidad.
  • Nos critica constantemente.
  • Quiere ser la protagonista de nuestra relación.
  • Me tiene enfilado/a, no me traga…

¿Qué suele ocurrir a la pareja ante estas intromisiones?

Generalmente encuentro en terapia dos tipos de casos:

  1. Los dos están hartos de esta situación, pero no saben cómo hacerle frente.
  2. El familiar de quien se entromete en la relación justifica o minimiza los actos de su familia.

Cuando los dos miembros de la relación están quemados con esta situación:

Generalmente, se asume que el familiar más directo es el que debe abordar el problema de cara con el intruso.

Ahora bien, en estos casos se olvidan dos factores importantes:

  1. El conflicto lo tiene la pareja, no sólo un miembro de la relación, por lo que es algo que atañe a los dos.
  2. Si tu pareja jamás ha sido capaz de poner límites a su familia, ¿por qué crees que de repente va a saber hacerlo sin adquirir nuevas herramientas?

Ten en cuenta que es algo como pedirle que escale el Everest cuando, por el momento, como mucho ha paseado por la sierra.

Por si no te haces a la idea de lo que supone para tu pareja hacer ese camino solo/sola, te diré que es algo aterrador.

Le estás pidiendo que supere de golpe sus miedos y, lamentablemente, no siempre es tan sencillo.

Ante esta situación, en ocasiones, es el yerno/ la nuera la que decide hacerse con las riendas de la situación:

  • Si no hablas tú con tu familia lo hago yo, esto no puede seguir así.

Y, generalmente es aquí cuando más se disparan los miedos:

  • No, lo haré yo, no sé cómo, pero lo haré, tú hablas de forma más agresiva.
  • Si se lo dices tú se lo va a tomar a mal, se va a enfadar.
  • No quiero que estemos enfadados con mi familia, además que su ayuda nos viene bien.

Estos miedos pueden llevar a la siguiente opción ya comentada: justificar de algún modo o minimizar los actos del familiar.

Cuando se justifican o minimizan los actos del familiar

En estos casos, la problemática de pareja se complica aún más.

  • Cielo, es que no te das cuenta que sólo trata de ayudar.
  • Cariño, sólo lo intenta hacer por nuestro bien.
  • No es para tanto, ya se le pasará, es sólo una racha.
  • Estás exagerando, no es como tú lo ves.

En esta situación el foco del conflicto comienza a cambiar.

Ya no es algo externo como puede ser la suegra, sino que se convierte en algo más personal.

Además de sentir que la suegra se inmiscuye en la relación, el otro miembro siente que no se le escucha, no se le tiene en consideración, que su pareja no le respeta, que no sabe defenderse, que no quiere luchar por la relación…

En estos casos, las discusiones suelen empezar con frases del tipo:

  • Nunca me defiendes.
  • Te pones siempre del lado de otros antes que del mío.
  • Eres incapaz de ver la realidad y encima me tratas como si estuviese loco y todo fuese bien.
  • Está claro que para ti tu familia es más importante que yo.

En estas situaciones el conflicto está servido y la relación comienza a deteriorarse.

Cada vez que se saca el tema la situación empeora y se termina entrando en una espiral de destrucción.

  • Porque tú no me apoyas.
  • Es que tú no me valoras.
  • Tú ya has elegido bando.
  • Porque tú siempre tergiversas la realidad.
  • Es que tú…

¿Qué se puede hacer para no caer en esta espiral destructiva?

Dedicarle un tiempo a definir bien el problema.

Newton decía que: “un problema bien planteado es un problema medio resuelto”.

Es importante tener en cuenta que, cada miembro de la pareja sólo es capaz de percibir aquello que le afecta.

Cada uno percibe la realidad desde su propio punto de vista y, el feedback que tu das a tu pareja sobre esa realidad, está muy influido por las formas con que lo explicitas.

Quizás tu discurso esté fallando en la forma, tenlo en cuenta, pues tu discurso afecta en la percepción del problema.

Ahora bien, igual que cuando sabes por qué hace ruido tu coche es mucho más fácil saber qué pieza cambiar, definir bien el problema os ayudará a buscar alternativas.

Una vez consensuado qué es y qué no es el problema, os será más sencillo poner vuestra atención en gestionarlo.

En cualquier caso, si os cuesta definir el problema, así como encontrar alternativas o llevarlas a la práctica, os recomiendo acudir a terapia de pareja.

La terapia de pareja os ayudará a coger perspectiva de la situación, concretar el problema, generar alternativas y estructurarlas en pequeños pasos más manejables, al tiempo que os aportará nuevas herramientas para aprender a gestionar este tipo de situaciones.

A este respecto, ya sabes que si deseas recibir mi ayuda profesional puedes contactarme en terapia@terapiaconana.com

Estaré encantada de trabajar contigo y ayudarte.


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Sobre la autora:

“Soy Ana Hidalgo, psicóloga de profesión y persona como tú, con grandes experiencias tanto a nivel personal como profesional.

Me dedico a ayudar a personas a superar situaciones difíciles y salir fortalecidas de ellas.

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