google-site-verification: google7dcda757e565a307.html

¿Te preocupas en exceso? Claves para vencer la preocupación excesiva

Autora: Ana M. Hidalgo

A veces tendemos a creer que quien no se preocupa por todo lo que le sucede es un pasota.

En algunas ocasiones me comentan:

-“Ana, es que si no me preocupo, es como si no me importara, si me diera igual el  resultado”.

Sin embargo, este tipo de pensamiento no sólo es erróneo, sino que puede ser dañino para tu salud.

La preocupación excesiva no nos ayuda a solucionar nuestros problemas, sino que nos genera un estado de ansiedad que puede convertirse en algún tipo de trastorno.

Así, por ejemplo, el trastorno de ansiedad generalizada (TAG), el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) o la hipocondría, son trastornos en los que existe un exceso de preocupación y por tanto, de ansiedad.

Por si no fuera poco con el malestar psicológico y emocional que sentimos al estar preocupados, cuando la preocupación es excesiva, nuestro cuerpo nos regala además toda una sintomatología física para acompañarla: dolores de cabeza, estómago, palpitaciones, dificultad para dormir, variación en nuestra ingesta, temblores, sudoración, tensión muscular… ¿padeces alguno?…

¿Cómo evitar la preocupación excesiva?

1. Hazte una simple pregunta:

¿Qué es más importante, aquello que te preocupa o tú?

Por ejemplo, si tienes una preocupación excesiva por el trabajo piensa ¿qué es más importante, mi trabajo o mi salud?

Ya hemos visto que la preocupación excesiva puede derivar en una patología, además de dañar tu salud física (crea dolores de espaldas, de cabeza…).

Por tanto, el no preocuparte en exceso por tu trabajo no te convierte en un pasota, sino en una persona responsable contigo misma, con tu bienestar.

Pero, ¿qué ocurre en el caso de la preocupación excesiva por los hijos?

Algunas mamás pensarán:

–“Sí, claro, para algunas casos tu consejo puede servir, pero para el tema de hijos NO, porque mi hija es lo más importante en mi vida, es más importante que yo”.

Si eres de las personas que piensan así, cuestiónate por un momento ¿qué pasaría con tus hijos si tú no estás bien?

Necesitas estar bien para poder encargarte de ellos.

Además, si enseñas a tus hijos la importancia de cuidarse a uno mismo, estás asegurando su bienestar futuro.

Sírveles de ejemplo cuidándote.

2. Si realmente te cuesta vencer tu preocupación excesiva, una técnica muy usada en psicología consiste en asumir la ansiedad de forma ordenada.

Establece una hora al día o a la semana para preocuparte, por ejemplo, justo después de comer, o de 5 a 6 (que no sea antes de dormir).

De este modo, si algo te preocupa, lo anotas en tu agenda para saber sobre qué debes prestar tu atención en el tiempo marcado y cuando llegue la hora que has asignado para preocuparte, entonces meditas sobre ello, analizas el problema, buscas posibles soluciones, decides sobre el mismo y ejecutas la decisión.

De este modo, los pensamientos negativos que acompañan a las preocupaciones sólo te molestarán en un momento concreto del día y no lo arrastrarás contigo todo el tiempo logrando así la sensación de que tus preocupaciones están más controladas.

3. Practica actividades que te ayuden a relajarte.

Los ejercicios de respiración profunda y las técnicas de relajación son muy útiles para disminuir la ansiedad, pero también existen muchos otras actividades como practicar deporte o algún hobbie que distraiga tu mente, esto hará que te olvides de tus preocupaciones por un tiempo.

4.  Aprende a dar la vuelta a tus pensamientos negativos.

No te quedes en el ¿por qué a mí? característico de una queja.

Analiza tus pensamientos y preocupaciones, pregúntate si son o no realistas, y en qué pueden ayudarte o qué puedes aprender de ellos.

Piensa en cómo le aconsejarías a un amigo que se enfrentara a esta situación, qué opciones tiene…

Al transformar tus problemas en curiosidades o retos, harás que tu mente busque alternativas y soluciones.

5.  Háblalo.

Si el tema que te preocupa te sobre pasa, puedes hablarlo con alguien de confianza o escribirlo.

De este modo podrás aliviar tu carga al compartirlo.

Ahora bien, cuidado con pasarte el día quejándote con un mono tema, puedes acabar agotando a los que están a tu alrededor.

6. Si lo ves necesario, pide ayuda profesional.

Fíjate en si tu preocupación es excesiva hasta el punto de interferir en tu salud, tu trabajo o tus relaciones.

De ser así, puede que estés sufriendo algún tipo de patología.

Si deseas recibir mi ayuda profesional, puedes contactar conmigo a través de este enlace, estaré encantada de ayudarte.

Ana M. Hidalgo

www.terapiaconAna.com

Sobre la autora:

“Soy Ana Hidalgo, psicóloga de profesión y persona como tú, con grandes experiencias tanto a nivel personal como profesional.

Me dedico a ayudar a personas a superar situaciones difíciles y salir fortalecidas de ellas.

Si quieres recibir semanalmente artículos sobre amor, desamor, psicología y relaciones en general, suscríbete gratis a mi blog en terapiaconAna.com”

Compártelo con tus amigos